Lo onírico y la realidad se entremezclan en clave de comedia en la nueva película de Michel Gondry, un mundo demasiado rudo y grotesco en el que los pequeños microcosmos de los personajes consiguen aunarse finalmente en uno solo. Se trata de un contexto en el que las frustaciones personales y laborales hacen más necesaria que nunca la invención y la imaginación para sobrevivir. Es el afán por el sueño y la invención lo que une a los dos personajes principales, interpretados por Gael García Bernal y Charlotte Gainsbourg.
El sueño se convierte en esta película en un impulso suficientemente intenso como para llegar a trastocar la vida de sus personajes. De estética rompedora y artesanal la película en si misma se convierte en un teatro de cartón piedra, plastelina y papel de celofán donde todo es posible. El mundo interior de Stéphane pide a gritos una compañera que le permita huir a lomos de un corcel de peluche hacia un paraíso conjunto, donde sea posible encontrar bosques que flotan sobre un mar de celofán y donde existan máquinas del tiempo que permitan retroceder y avanzar tan sólo un segundo en la vida de alguien.
2 comentarios:
Hola Virgi,
Tu articulo me anima a ver esta peli. El tema me recuerda a esta pelicula americana con Jim Carrey: "Eternal Sunshine of the spotless mind". Una pareja (Jim Carrey y Kate Winslet) se deshace. Para evitar el dolor de la desunion, y con el ayuda de un proceso scientifico, borran de su memoria todos los recuerdos que tienen juntos.. pero viajando a traves sus suenos, sus recuerdos en comun que quieren borrar, se dan cuenta de su amor..
Hola! Virginia, muy linda tu crítica, ojalá animes a mucha gente a verla.
Anónimo... es que ambas películas son del mismo director... y debe de tener un estilo muy personal pues, aún sin saber que está detrás de ambos títulos tú los has relacionado en seguida.
Yo también he visto la ciencia de los sueños. Un día después me encontraba de nuevo en una oficina de suelos enmoquetados, mamparas con aristas, y fotocopiadoras gurú... no resultó nada difícil imaginar las nubes asediando la décima planta donde oficio de recepcionista. Algunas nubes se hacen fuertes en el lateral izquierdo, en formación de ariete quiebran la ventana del despacho del jefe de ventas y lo raptan: corbata al aire, sudores fríos. Entre un alboroto de papeles enmembretados, desconcertadas oficinistas observan como su jefe es engullido por una rebelión de nubes sindicalistas mientras luchan por mantener intactos sus peinados.
Y entonces suena el teléfono y vuelvo a ser una recepcionista. Los ventanas en su sitio. Las nubes diligentes prosiguen su rumbo. Esto es solo una oficina.
Pues eso, la película te impregna, te contagia, te recuerda que una vez tú también mirabas las nubes y veías otra cosa, y te invita a volver a hacerlo por muy mayor y muy oficinista que ahora seas.
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