Internet, así como el soporte informático suponen toda una revolución en lo que respecta al almacenamiento y a la gestión de la información. La manera de leer, buscar y asimilar información ha cambiado. Ciertamente lo que se valora hoy en día es la capacidad de los lectores para encontrar aquella información que realmente necesitan o les interesa. Pero la información por si misma no es “conocimiento”. Para ello, es necesario la interpretación y asimilación de la misma, y en ese sentido tener una mayor accesibilidad a la información no significa forzosamente estar mejor informado o tener una mayor cultura.
La principal desventaja de la Red es la masificación de la información, una marea en la que es fácil perderse, sobre todo para aquellas generaciones acostumbradas a un patrón de lectura diferente a través del formato textual del libro. También el formato digital nos produce todavía cierta desconfianza, ya que cualquier persona hoy en día puede escribir en la red una información que no tiene porque ser fidedigna. Pude comprobarlo personalmente a la hora de buscar información sobre la vida de García Márquez o sobre Amélie Nothomb. Tuve que buscar aquellos elementos significativos o que coincidían en las distintas versiones, ya que de alguna manera los hechos que coinciden hacen que la información parezca más veraz. Por supuesto, se tiene que tener en cuenta entonces la verosimilitud de la fuente.
Por otro lado, la información en la red cambia constantemente, se actualiza a cada minuto, lo que sin duda es una ventaja. Pero al mismo tiempo la rapidez con la que circula la información hace que aumente la posibilidad de equivocarse. Suele pasar por ejemplo en los conflictos bélicos, las agencias de pronto se vuelven locas y difunden datos que luego se van transformando y desfigurando, a medida que el periodista va obteniendo más información. Por lo tanto, aunque en la web de turno publiquen por ejemplo los primeros datos del escrutinio de unas elecciones, será necesario siempre esperar para obtener una información más completa y veraz. La competitividad de los periodistas y la voluntad de batir records en velocidad hacen que los primeros datos de cualquier acontecimiento carezcan de valor real.
Es por ello, que en mi caso aprecio mucho más la crónica o el reportaje, y por lo general, su longitud la hace más idónea para la televisión, los dominicales o las revistas, mientras que en la red es prácticamente inexistente, ya que leer en el ordenador una información más completa satura y cansa más fácilmente que cuando se lee una noticia impresa. No se pueden negar las virtudes de la red, ¿pero estamos realmente más informados y somos más cultos que nuestros antepasados? Yo diría que no, ya que la red se usa principalmente como un medio de comunicación en el que se valora la inmediatez, no la profundidad de los contenidos.