Con esta frase, el fotógrafo norteamericano Walker Evans resume la esencia de la fotografía. Así como la fugacidad, el valor del instante y el paso del tiempo. Ser fotógrafo supone ser un observador cotidiano capaz de atrapar el espíritu de una época y de un contexto determinado. Es un medio capaz de retratar formas de vida, ciudades en movimiento que cambian según el ritmo y las historias de las personas que habitan en ellas. La fundación Mapfre nos ofrece estos días en Madrid un retrato de la sociedad norteamericana entre los años 30 y 70.
A través de la mirada de fotógrafos como Diane Arbus, Gary Winogrand o Friedlander Lee, la fotografía se convierte en testimonio y testigo de vidas pasadas y nos sumerge en el pensamiento y la vida de sus protagonistas, así como de quienes supieron captar destellos de cotidianidad con su cámara.
A través de la mirada de fotógrafos como Diane Arbus, Gary Winogrand o Friedlander Lee, la fotografía se convierte en testimonio y testigo de vidas pasadas y nos sumerge en el pensamiento y la vida de sus protagonistas, así como de quienes supieron captar destellos de cotidianidad con su cámara.
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