Es posible recuperar la palabra en un blog perdido desde hace mucho tiempo. Extraña sensación de poder navegar por esos relatos breves, que a día de hoy parecen haber sido escritos por otra persona. Podemos llegar a ser muchas personas a lo largo de nuestra vida. Se me han atravesado tantas imágenes, emociones, personas y vivencias que no puedo evitar preguntarme qué experiencias y pensamientos son los que nuestra memoria decide guardar y por qué. En un día de verano retomo la escritura, como quien revisita a un ex amante que le transporta a otro tiempo. Con ganas de averiguar cuanto de mí de aquella época aún prevalece, y cuanto de mí se ha transformado, hasta la siguiente metamorfosis. Hasta el punto de lograr un reencuentro entre dos Virginias muy distintas. Quizás sea una fiesta donde haya más de dos. Agradeciendo a la Virginia del pasado de todos los sedimentos que hicieron posible llegar hasta aquí, mirando con extrañeza aquellas otras Virginias que han cruzado fronteras y escalado cumbres. En esta fiesta, solo se puede brindar por seguir conociendo a todas aquellas que quedan por venir. Brindemos por seguir creciendo, aquí y ahora.